El primer semestre del año 2012 se ha visto caracterizado por un distanciamiento de los principales indicadores económicos (déficit, crecimiento) entre los países del norte y del sur de Europa. En España las medidas tomadas por el gobierno para la reducción del déficit se han realizado tarde si tenemos en cuenta que la crisis se inicio en el 2007/2008. Con los datos que disponemos (déficit acumulado en mayo de 36.364 millones de euros) y si proyectamos el déficit a todo el año 2012, estaríamos hablando de un déficit superior al 7%, una situación similar a la Italiana. Este hecho puede provocar que las tensiones y la volatilidad persistan en el tiempo.
En los últimos 20 años hemos tenido un horizonte más o menos conocido, (entrada en el euro, globalización, moneda estable) mientras que a día de hoy se antoja difícil asegurar como estará definida la Zona Euro en los próximos dos años. De los muchos escenarios posibles vamos a comentar dos.
El más probable parece una paulatina “alemanización” de la economía europea con una armonización fiscal, una normativa bancaria común, etc. Volviendo a la senda del crecimiento, creación de empleo y cierta normalidad en un plazo de 3-5 años. Esta opción parece la más conveniente a todas las partes, no obstante está supeditada a la situación de crecimiento mundial y de Alemania en particular, del resultado de elecciones futuras, etc.
Otra opción sería la partición de la Zona Euro en dos o múltiples velocidades, esta opción que parecía imposible ahora aparece planteada por países y economistas de diversa índole. Llegado este caso, supondría asumir una devaluación importante por parte de la o las monedas que habría en los países del sur de Europa. Con un aumento de competitividad, pero con un encarecimiento de todas las importaciones, petróleo etc. Entre estos dos extremos, existe un sinfín de escenarios intermedios.
Queremos hacer notar la ventaja competitiva que supone para EEUU la inexistencia de este problema, así como el problema añadido que tenemos en Europa de elecciones prácticamente mensuales debido a la multitud de países que configura la zona euro y que cada una de ellas puede modificar la política económica conjunta añadiendo un plus de incertidumbre.
A este diferencial entre unas economías y otras le tenemos que añadir que durante el primer semestre nos hemos acercado peligrosamente a algunas “líneas rojas”: El IBEX35 ha estado debajo de los 6.000 puntos. El bono a diez años del tesoro español ha superado el rendimiento del 7%. Se ha puesto en duda la continuidad de un país de la Zona Euro en función del resultado de unas elecciones. O la ventaja competitiva que tiene España en Latinoamérica se ha visto afectada (caso Repsol).
Todo esto nos ha hecho modificar nuestra política de inversión. Hemos reducido la exposición a la renta fija y variable española. La renta variable española que mantenemos está en empresas altamente internacionalizadas. Nuestra primera posición es Grifols, y también tenemos una posición destacada en Inditex. Sin embargo, no hemos estado invertidos en ningún banco con su negocio centrado en el mercado español que es el sector que más ha sufrido.
En cuanto a la inversión en activos de calidad extranjeros, las opciones existentes que hemos considerado son las siguientes: deuda corporativa o soberana, a corto plazo, con un rendimiento prácticamente nulo y, en algunos casos, rendimientos negativos; deuda a 10 años con un interés cercano al 1,5% (bono alemán, bono americano); y renta variable de empresas muy interesantes con unos beneficios que en algunos casos superan el 10% del valor de la empresa, que presentan además unas buenas expectativas de crecimiento a medio plazo. Hemos sobre-ponderado la renta variable ya que consideramos que el diferencial de rendimiento es muy elevado y, en caso de normalizarse la situación, si la comparamos con los datos históricos, fácilmente el tipo de interés a largo plazo podría volver a un rendimiento del 3%, y los beneficios empresariales sobre el 8% del valor de la empresa. Volver a esta situación significaría una importante revalorización de la renta variable y unas perdidas importantes en los bonos con vencimientos a largo plazo.
La renta variable media durante el segundo trimestre del 2012 ha sido del 84,48% frente a un 44,51% que tuvimos el segundo trimestre del 2011
Entre las incorporaciones a la cartera de este segundo semestre esta: Procter & Gamble Co., Apple Inc., BMW y Sap Ag.
En estos momentos la renta fija representa el 30% del fondo y está invertida en deuda de máxima calidad a corto plazo con un vencimiento medio de 8 meses,
Así pues, dentro de la incertidumbre existente estamos invirtiendo en los activos que, a nuestro entender, mantienen un mejor ratio de riesgo/beneficio. Y, quizás más importante, tendrían un buen comportamiento en cualquiera de los escenarios posibles que hemos descrito.