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Este año 2015 ha sido un año de ida y vuelta, o una v invertida, con los máximos a mediados de abril y una caída que se ha prolongado hasta finales de año. El resultado del segundo semestre para el fondo ANNUALCYCLES STRATEGIES F.I. ha sido del 0,09% mientras que el EUROSTOXX50 ha caído un -4,58% y el Ibex35 ha caído un -11,28%.

Habernos comportado relativamente mejor en las subidas que en las caídas hace que en el global del año hayamos cerrado con un 6,40% mientras que el EUROSTOXX50 ha ganado un 3,85%. En nuestro caso, desde que creamos el fondo, en 2010, durante seis años consecutivos, siempre hemos conseguido cerrar con datos positivos. Por el contrario, el Ibex35 ha cerrado con un -7,06%; éste es el cuarto año que el Ibex35 cierra con datos en negativo desde nuestro inicio.

Si nos centramos en el caso de AnnualCycles, atribuimos el crecimiento de nuestro fondo al diferencial que vamos consiguiendo mes a mes con nuestra gestión activa de las fases alcistas y bajistas que se van produciendo durante el año en los activos que tenemos en cartera. Se pueden encontrar ejemplos en el blog www.annualcycles.com y en informes anteriores.

Si miramos el escenario global, la mayoría de problemas que había han cerrado el año con las mismas condiciones o peor: el contexto en Grecia, Rusia, China o Brasil ha tenido repercusiones directas en España. Y se ha unido, en estos últimos meses, la cuestión de la caída del precio del petróleo.

La caída del petróleo tiene efectos positivos, en dos sentidos, en la mayoría de países desarrollados.  En primer lugar, porque aumenta la renta disponible de las personas y de aquellas empresas que canalizan el gasto en carburantes, calefacción o energía a otros sectores como vivienda, moda o restauración y, en segundo lugar, porque mejora la balanza de pagos o reduce su déficit, como en el caso de España.

Esto, no obstante, puede tener unos efectos colaterales bastante perversos a corto plazo, similares al estallido de una burbuja. El primero, es el retorno de las grandes inversiones producidas en los últimos años; a partir del año 2010, cuando el petróleo se mantuvo a un nivel constante por encima de los 80$, se realizaron multimillonarias inversiones rentables con el petróleo por encima de ese nivel, tanto a nivel privado, como por parte de países concretos, cuando sus economías estaban más intervenidas. De esta situación, se pueden derivar quiebras,  impagos de deuda y problemas en el sistema financiero –otra vez- ya que tienen préstamos directos sobre estas empresas o países, provocando debilidad en las bolsas. Un segundo efecto colateral que podríamos detectar es que puede llegar a darse un largo período de deflación, con consecuentes caídas de vendas sostenidas; ésta sería una situación poco habitual, y daría un largo período de bajos tipos de interés.

Una cuestión que nos gustaría prever es la duración de este período de caídas de precios del petróleo. Con los precios actuales, se están cerrando pozos y se paralizan inversiones y el consumo mundial continua creciendo; por tanto, creemos que en algún momento se va  a volver a una etapa de estabilidad con una posible recuperación de precios.

¿Cuál ha sido el principal causante de estas caídas?  Creemos que hay dos opciones lógicas. En primer lugar, debemos ponernos en el supuesto de que las nuevas técnicas de extracción tengan unos resultados mejor de lo esperado en cuanto a calidad-cantidad, que su precio de extracción pueda competir por debajo de 50$,  y teniendo en cuenta, también, la entrada de Irán en este mercado, que podría embrollar los acuerdos de baja producción entre países productores; todo esto podría implicar que estos precios bajos se mantengan largo tiempo en el mercado. En segundo lugar, se podría dar la situación que uno o varios países que ya disponen de precios de extracción bajos, inunden el mercado, provocando el efecto de paralización y cierre de la mayoría de proyectos de extracción y nuevas inversiones en Irán; en este caso, la volatilidad del precio del petróleo podría ser más alto y supondría una mala noticia. Aun así, creemos que podría darse una situación a medio camino entre las dos opciones, suponiendo el inicio de una década de energía barata.

Dada esta situación, y una vez resueltos los inconvenientes comentados acerca de la fuerte caída del precio del petróleo, se podría dar lugar a unos años de tipos bajos de interes, energía barata, como ya hemos apuntado y, por tanto, de crecimiento sostenido.

Renta variable,  Aunque el incremento de ventas de la mayoría de empresas a nivel mundial puede ser cero o negativo por el efecto de la deflación y el peso del petróleo en la suma global, algunas empresas siguen aumentando ventas a ritmo de dos dígitos y a unos PER razonable, a lo que debemos sumar que la alternativa de la renta fija tiene rendimiento cero. Por tanto, no estamos en el peor de los escenarios posibles y esperamos que con nuestra gestión podamos seguir aumentando nuestro diferencial con los índices y obtener buenos rendimientos.

Por esta razón, consideramos que se deben aumentar posiciones en las caídas y reducir posiciones en las subidas, ya que desgraciadamente se producirán nuevamente caídas.

Renta fija, La renta fija sigue intervenida por los bancos centrales y a unos intereses muy bajos, fruto también de la baja inflación. Lo sorprendente es que estos bajos tipos de interés se han contagiado a activos de riesgo alto que pagan por debajo del 1% anual; se tendrá que ver la reacción cuando haya un impago voluminoso con interés bajo.

Debemos tener en cuenta que, en un mundo “sobreendeudado”, estas idas y venidas serán constantes en cualquier movimiento de valor de subyacente (petróleo, cobre) o garantía del emisor (Rusia, Brasil). El bajo rendimiento de la renta fija nos puede hacer minusvalorar su riesgo. Puede resultar difícil comprender que algo que rinda un 0,15% tenga un riesgo alto, pero es así.

Nuestra objetivo con la renta fija es de mínimo riesgo y máxima diversificación, porque en cualquier momento pueden aparecer muertos en el armario.

En este contexto, no descartamos que algún día veamos la renta variable como refugio; la deuda va creciendo y las buenas empresas no aumentan en la misma proporción y la mayoría no están endeudadas.

Divisa, Vamos a empezar el 2016 con un porcentaje de dólares bajo, alrededor del 5%, como ya hemos argumentado en otros informes. Sobre esta cuestión, debemos decir que nos preocupa más una vuelta al cambio euro-dólar a niveles de 1,4, que no el beneficio que nos pueda proporcionar tener dólares a este nivel; por eso, seguiremos con la misma estrategia. Es decir, si el dólar pierde valor, aumentaremos su posición, y si sigue aumentando de valor, reduciremos su exposición.

Volatilidad, Hemos cerrado el año con una volatilidad anual del 11,87%, un dato algo poco por encima de nuestro objetivo, que era del 10%; esto se ha debido al repunte de la última parte del año. No obstante, la volatilidad media de los últimos 3 años aun se mantiene en el 9,5%.